Ya sea que nos mudemos, que hayamos terminado una etapa escolar o que haya cambiado algo en la situación familiar que determine un cambio de institución. Para nuestros hijos puede ser muy estresante cambiar de colegio, por suerte podemos ayudarlos a pasar ese momento de la mejor manera.
Transmitamos confianza
Hay muchas situaciones en las que fuimos “el nuevo” o “la nueva”, y salimos airosos. Podemos comenzar comentando la propia experiencia de cuando éramos niños y llevarlos de ahí a sus experiencias propias ¿qué pasó cuando fueron al jardín, al club o al primer grado por primera vez? Tomando esos puntos en sus propias biografías podemos hacerles ver los resultados positivos de esas experiencias: sus nuevos amigos, la calidez de los docentes con los que se encontró, etc.
Paciencia hasta que pase la tormenta
Para algunos niños será más fácil y para otros más difícil, pero es importante que vean que nosotros nos tomamos la situación con calma. A ningún niño le ayuda ver que su padre o madre vive el cambio de escuela como una cuestión angustiante.
Lo mejor es que cualquiera sea la situación, los niños vean en nosotros un refugio de serenidad. Mostremos alegría, la alegría es contagiosa, igual lo es la angustia así que decidamos que esta es una situación nueva que generará resultados positivos: mejor colegio, nuevos amigos; si transmitimos una sensación de aventura y no de tragedia los niños llevarán ese espíritu a las aulas.
Socializar con la comunidad
Busquemos y aprovechemos cualquier excusa para socializar. Seamos más laxos con las invitaciones a jugar de otros niños, aprovechemos las actividades extraescolares para participar con los chicos y sus padres. Eso nos va a dar la posibilidad de conocerlos y de que nuestros niños hagan amigos en un ambiente más relajado.
Incentivemos a nuestros hijos a tener un grupo de estudio o a participar de algún taller o alguna actividad extraprogramática.
Sobre todo, hagamos que nuestros niños sean parte activa del cambio, hagámosles ver que son los protagonistas de éste. Ellos no tienen que verse como víctimas de una situación no deseada sino como actores de un cambio necesario y positivo
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