Desde el nivel inicial, el juego es la estrategia de base para los aprendizajes. Jugando desarrollamos aspectos esenciales en esta etapa del crecimiento. Jugar da placer y estimula la curiosidad, en pocas palabras es el motor de todo aprendizaje. Además, el juego compartido permite trabajar los valores de amistad, colaboración entre pares y solidaridad, destrezas sociales y desarrollo de habilidades cognitivas.
Los espacios tienen un rol muy importante en el juego, según los objetivos, se pueden desarrollar en los distintos patios de nuestro jardín, en las salas, la biblioteca, en escenarios lúdicos y en Territorios, donde los niños exploran, indagan y ganan autonomía.
Cada niño/joven es protagonista y desde las diferentes inteligencias construye, comparte, crea, disfruta, aprende durante toda la vida. En la adolescencia, es fundamental para el desarrollo de capacidades sociales y cognitivas, potencia la autoestima, a través del trabajo en equipo, el respeto, aceptación del otro, etc.
Desde nuestras propuestas, propiciamos que el juego debe ser parte de nuestras vidas en todas las etapas de crecimiento desarrollando, consolidando y profundizando habilidades en cada etapa.